lunes, 13 de mayo de 2013

Trabaja en lo que amas y ama tu trabajo

Todavía recuerdo el primer día que pisé una empresa. Era un joven de 18 años, lleno de ilusión y sueños. Ese día me levanté especialmente temprano. Cuando me senté en la mesa de la cocina para tomar el desayuno, mi padre me esperaba para desearme buena suerte y para darme una serie de consejos, los cuales he procurado seguir todos los días.
Fueron 10 consejos;  muy simples, muy claros, algunos de ellos difíciles de ejecutar (sobre todo cuando las cosas no van bien). Estos consejos, me han permitido avanzar y conseguir cada uno de los pequeños retos con los que me he ido encontrando en el transcurso de mi, todavía corta, trayectoria profesional dentro del sector. Los consejos fueron los siguientes:
1. Con ilusión y esfuerzo, se consiguen todos los objetivos que uno se propone.
2. Muchas veces no puedes elegir el trabajo a realizar, pero siempre puedes elegir la actitud con la que lo realizas.
3. Ten confianza en ti mismo para creer y sentir que en cualquier situación, por muy difícil o dura que sea, haces siempre lo correcto.
4. No te pagan por ir a trabajar, te pagan por hacer bien tu trabajo. 
5. No hay cliente pequeño. 
6. Un cliente tarda meses en conseguirse y 5 segundos en perderse. 
7. El día que comiences a sentir que en la empresa va todo bien y que no hay nada que mejorar, será el día que comenzará tu ruina profesional. 
8. Lo difícil se hace, lo imposible se intenta. 
9. Ten dos oídos y una boca, de esta forma siempre escucharas el doble de lo que hables. Serás libre de tus silencios y esclavo de tus palabras.
10. Intenta aprender todos los días de las personas que te  rodean, todo el mundo tiene cosas que enseñar.
No quiso terminar el desayuno sin transmitirme un último mensaje, pero no por ello menos importante: “Se feliz en donde trabajes. Vas a pasar como mínimo un tercio de tu vida. Aprende a amar tu trabajo, se un apasionado de él, transmite esa pasión y tu esfuerzo se verá recompensado de muchas formas.“. 
Este último mensaje tardé algún tiempo en entenderlo. Ahora sé exactamente a qué tipo de recompensa se refería mi padre.
Después de algunos años trabajando, me considero un privilegiado por tener un trabajo que me encanta y me motiva, trabajar con un equipo de grandes profesionales y mejores personas de los que aprendo cada día, un trabajo que con el transcurso de los años, me ha permitido conocer personas y tener amigos por todo el mundo; viajar a lugares que jamás pensé que tendría la ocasión de conocer y desarrollar una actividad en la que no he conseguido aburrirme ni un solo día, en todos estos años porque me permite seguir superando retos que nos plantean los mercados globales, los clientes o los avances tecnológicos.
Con esta historia, no he pretendido transmitir el mensaje que la vida profesional es un mundo perfecto, porque no lo es. Una de las cosas que he aprendido en todos estos años, es que el mundo laboral perfecto o imperfecto se lo construye uno mismo: con humildad para aprender lo que no se conoce, con esfuerzo para superarte todos los días y con gran dosis de compañerismo para anteponer el éxito del grupo a los logros personales.
(Autor desconocido)

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